jueves, 12 de noviembre de 2015

El violinista diabólico

"Hágase el milagro, y hágalo el diablo"

En el año 1782 nació en Génova Niccolo Paganini.


Con 5 años, su padre le enseñó a tocar la mandolina
Descubrió así las asombrosas aptitudes de su hijo para la música e hizo que a los 7 años comenzara a tocar el violín.

A los 16 Paganini era ya conocido como un virtuoso de este instrumento y su manera de tocar asombraba a todo el mundo.

Fue un músico y compositor adelantado a su época, un violinista heavy metal en el siglo XIX

Disfruta su Capricho Nº 24, interpretado por itzhak Perlman pinchando aquí

Subía al escenario sin partitura (podía memorizar todo el concierto), utilizaba la improvisación (algo inusual en aquel siglo), sacaba sonidos inimaginables de su instrumento, nadie era capaz de tocar tantas notas por minuto como él y muchas de sus obras únicamente podían ser interpretadas por él mismo debido a su enorme dificultad.

Parece ser que sus articulaciones poseían una extremada elasticidad, lo que le permitía cruzar sus codos uno por encima del otro y flexionar lateralmente las puntas de sus dedos.

Niccolo Paganini no sólo interpretaba, ofrecía espectáculo.

Salía a escena envuelto en un largo manto negro.
Violín favorito de Paganini al que llamaba Cannone ("cañón")
En sus actuaciones iba retirando las cuerdas del violín hasta tocar con una sola, la de sol, haciéndolo de una forma prodigiosa, interpretando la obra a la perfección y a dos o tres voces.

En el escenario se movía agitando su melena y balanceaba de forma exagerada el arco del violín.

Siempre vestía de negro, algo desaliñado, y muchas espectadoras se desmayaban extasiadas en sus conciertos, supongo que sobrepasadas por su excepcional destreza con el violín, pues el aspecto físico descrito por su médico como de nariz aguileña, frente ancha y alta, pálido, delgado y de mediana estatura, no lo deja en demasiado buen lugar.

Era tal su virtuosismo, perfección y rapidez, que surgió la creencia entre sus contemporáneos de que tamaña habilidad era debida a que Paganini había acordado un pacto con el diablo, por lo que su figura se rodeó de misterio y de leyendas increíbles, aunque su talento es indiscutible.
 
El compositor alemán Félix Mendelssohn (1809-1847) escribió a un colega: “Su ejecución está más allá de todo concepto, ya que jamás se equivoca. Me tomaría una carta entera hacer una descripción de sus interpretaciones, pues él es tan original, tan único, que requeriría un análisis exhaustivo el transmitir una impresión de su estilo”.

Una de las críticas que recibió después de un concierto, fue la siguiente: “Tiene algo de diabólico, una habilidad casi sobrenatural. Muy a menudo su violín ya no es un violín, es una flauta, es la limpísima voz de un canario; supera las más incomprensibles dificultades con una facilidad indecible”.


Niccolo Paganini fue un hombre aficionado a la bebida y a la compañía de mujeres.
Padeció de sífilis y fue diagnosticado de tuberculosis.
Murió con apenas 58 años, en Niza (1840), muy deteriorado físicamente.
Como rehusó recibir la extremaunción, la iglesia rechazó enterrarlo, por lo que fue embalsamado, y no es hasta 1876 cuando su cuerpo pudo recibir sepultura en el cementerio de Parma.


Si quieres escuchar más:
La Campanella
Tarantella
Sonata para viola

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