sábado, 5 de diciembre de 2015

Nunca es tarde para no hacer nada

"Donde una puerta se cierra, otra se abre"
 
Hace unos días, EEUU anunció el fin definitivo del uso de chimpancés para investigación. 


Se trata de chimpancés que han nacido en un laboratorio o que han sido arrancados de su hábitat cuando eran unas crías, por lo que su reintroducción en la naturaleza se hace inviable, de manera que son acogidos por el Sistema Federal de Santuarios, espacios donde se mantienen en condiciones de semi-libertad.

El caso es que la experimentación con estos primates ya no se justifica de ninguna manera, pues, como declara el propio director del Instituto Nacional de la Salud norteamericano (NIH), propietario de los chimpancés utilizados con fines científicos en ese país: “llegamos a un punto donde la necesidad de animales parecidos al hombre para la investigación se ha reducido a cero”.

(En otras palabras: los liberan del laboratorio porque ya no los necesitan).

¿Cuánto de cercana a nosotros debe estar una especie para protegerla de este uso?

Miles y miles de animales son utilizados para la investigación cada año, entre ellos, ratones, conejos, perros, gatos, ovejas y también otros primates como los macacos, babuinos, titíes y monos verdes africanos. 

¿Hasta ese punto nuestro bienestar tiene que depender del sufrimiento de otras especies?

www.elpais.es
Existen alternativas a la experimentación animal como son los cultivos celulares o modelos artificiales simulados por ordenador.

Por quedarme con aquello de que "nunca es tarde si la dicha es buena" muestro un pequeño vídeo sobre un grupo de chimpancés recogidos de laboratorios en Austria. Tras un período de rehabilitación, salen por primera vez al aire libre. Por primera vez, no tienen un techo sobre sus cabezas.
 
Todos ellos han permanecido durante décadas (muchos tienen más de 30 años) aislados en jaulas, sin contacto directo con otros congéneres ni con la naturaleza. 

Lo único que han conocido son pinchazos, correas, la inducción a enfermedades como la hepatitis, el sida, Alzheimer o Parkinson, y el sometimiento a los efectos de fármacos y vacunas.

Los primates son animales con una gran capacidad cognitiva e intelectual, demuestran necesidades emocionales y poseen un complejo comportamiento social.

Creo que podemos entender perfectamente lo que pueden estar sintiendo. Sus expresiones nos lo dicen todo. Sobran los comentarios (siento que estén en inglés).

Y no se puede hablar de chimpancés sin nombrar a Jane Goodall.
Es doctora en Etología por la Universidad de Cambridge.
Nació en 1934, en Londres, y desde niña soñaba con trabajar con animales en África.

www.lavozdegalicia.es

A los 23 años consiguió viajar al continente africano y ya nunca regresó.
En 1960 se trasladó a Tanzania para ser la primera bióloga en investigar a los chimpancés.
Su proyecto tenía una duración estimada de 6 meses, pero ya se ha prolongado por más de medio siglo.
Es de sobra conocido su exhaustivo trabajo en el estudio del comportamiento de estos primates, así como su lucha por protegerlos. Ha conseguido a través de su fundación que los chimpancés sean una especie declarada en peligro de extinción, con la consecuente protección que esto conlleva.
Se estima que únicamente existen entre 172.000 y 300.000 chimpancés en todo el planeta.



A pesar de que los métodos para la investigación empleados por Jane Goodall puedan ser cuestionados en alguna medida, ella nos mostró con sus descubrimientos que los humanos no somos tan únicos como ser vivo inteligente.

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