jueves, 5 de noviembre de 2015

La vida sin sueños ¿no es menos vida?


"La grandeza no reside en no haber caído nunca, si no en haberse levantado siempre"

Bailey Matthews tiene ocho años y es como cualquier niño de su edad, con su energía y con sus inquietudes, salvo por el hecho de sufrir una parálisis cerebral.




Le fue diagnosticada a los 18 meses de nacer y le supone problemas de coordinación y de movilidad.

Pero hay algo más que lo diferencia, aunque él no se sienta diferente. 


Bailey quiso entrenar para participar este año en el triatlón de Castle Howard, en Inglaterra.
Nadó 100 metros: Bailey nadando (Vídeo)




Bajo la estrecha vigilancia de su padre, cuando le preguntan: “¿Estás bien?", Bayley responde levantando el dedo pulgar. 

Recorrió 4 km en bicicleta: Bailey pedaleando (Vídeo)

Lógicamente, necesitó utilizar estabilizadores y la ayuda de su padre, pero pedaleó. 
 
Y recorrió 1,3 km a pie, con la ayuda de un pesado andador al que se incorporaron unas ruedas adaptadas al terreno.
Pincha en la foto para ver el vídeo
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Bailey cruzando la meta (Vídeo) 

Bailey Matthews no sólo llegó al final de la competición, si no que, al ver a todas las personas que lo animaban aplaudiendo y gritando su nombre ("¡Vamos Bailey!"), pareció recobrar fuerzas apurando el paso. 
Y cuando vio la línea de meta ocurrió lo más asombroso: soltó el andador y corrió.
Por dos veces cayó al suelo, las dos veces se puso en pie, y siguió corriendo como si nada, sin lamentarse si quiera de su tropiezo. Parecía que estuviera llegando el primero.
 
 
Mientras,  por megafonía el locutor decía: “Él nos enseña a todos a levantarnos. Él nos muestra lo que es posible cuando nos unimos, cuando tienes corazón, cuando tienes alma y cuando tienes determinación. Y tú lo estás haciendo y vas a cruzar la línea de meta, Bailey Matthews”.

No sólo es una nueva lección que nos da otra persona, con su gran problema y su permanente sonrisa.  
Es una inspiración.
 


Este niño tiene muchas buenas actitudes en su genética, sin duda, pero no puedo dejar de pensar en los padres y madres, en cuánto pueden motivar para hacer que creas en ti mismo. 
Pueden hacerte creer que eres capaz de hacer cualquier cosa. 
Y vas, y la haces.

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