"Quien no sabe estar solo puede ser una bestia, quien sabe estarlo puede ser un dios"
¿Por qué no dejan de aconsejarme que tenga una vida como la
suya? No la quiero.
No, no tengo miedo a estar sola. Mi felicidad no depende de
tener un compañero sentimental.
Lo único que me preocupa de vivir sola es poder atragantarme
un día con un grelo mal masticado y que no haya nadie para hacerme la maniobra
de Heimlich.
¿Acaso tener pareja es garantía de no sentir soledad?

¿De verdad creen que pueden darme lecciones personas que
mantienen relaciones en las que las discusiones son constantes, con el sexo más
desaprovechado que George Clooney interpretando a un teletubi?
¿De verdad pueden juzgarme parejas con falta de comunicación
(ni ganas de tenerla), frustradas por una importante falta de libertad en su
relación, sometidas a ridículas normas y obligaciones nacidas de una total
ausencia de confianza?
Yo jamás me atrevería a decirles, sin que me pregunten, si
su vida me parece triste o patética. Ni siquiera me lo planteo. Y mucho menos
les diría cómo debe ser su vida.
“Te vas a morir sola”, me aseguran.
Tal vez muera sin pareja, pero estoy segura de que no moriré
sola.
Abran su mente: hay más estilos de vida, más formas de
entender la vida tan respetables como la suya.
¿Están seguros de lo que quieren? Perfecto, pero no me lo impongan,
porque yo también estoy segura de lo que quiero y de lo que no.
Que hartita me tienen...
Que hartita me tienen...
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